"Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada".
Proverbios 31:30
Parece como si toda la Tierra cantara un himno de alabanza a la belleza creadora de Dios. Dios es el creador de todo lo bello que existe, aun de las cosas bellas que el hombre y la mujer pueden crear. Él fue el que inventó la belleza; fue Él el que dio al ser humano, cuando lo creó a su imagen y semejanza, la capacidad de percibir, apreciar, desear, crear y experimentar esa belleza.
Tú y yo, al ser llenas de Él, somos llenas de belleza, de esa belleza que va mucho más allá de lo temporal. También es su deseo que podamos ver la belleza que está aquí, a nuestro alcance, que nos rodea constantemente, que nos reta a verla y a aprender de ella.
Hay dos motivos de los que pocas veces estamos conscientes y que nos mueven a querer lucir lo mejor para estos momentos:
1. El instinto natural que nos pide expresar exteriormente lo que para nosotros es la grandeza de ese momento.
2. El sentimiento de que la forma en que lucimos dice al otro cómo y qué sentimos hacia él.
Estoy completamente convencida de que la belleza es una parte integral de la naturaleza de Dios. Es por eso que Él ha puesto en nosotros la capacidad de esa belleza. Casi todas las descripciones que la Biblia hace de la presencia de Dios están llenas de una exuberante belleza y de luz.
Quizás tú, como yo un día, te digas a ti misma que no tienes esa riqueza para venir delante de Dios... ¡pero sí la tienes! Porque en Cristo, Él te viste con su justicia, con pureza, limpieza, magnificencia y la belleza de esa justicia te cubre y te permite venir ante la santidad de Dios.
El Espíritu Santo mora en mi espíritu si yo he ido a Cristo y nacido de su Espíritu. Y por medio del bautismo del Espíritu Santo, este se derramará sobre mi alma. Yo, entonces, no puedo (¡y no debo!) dejar de reflejar la gloria de su Espíritu a través de mi persona física. No puedo ni debo limitar la expresión de su belleza a través de mí.
La misma belleza que Él creó en el mundo que vemos, es la que Él crea en ti. No solo una belleza aparente y temporal, sino una belleza real, basada en la realidad de su presencia y de su concepto de belleza en todas los aspectos de la vida.
Dios te Bendiga Mucho!!